Ai Weiwei.
Don Quixote.
MUSAC
Sábado 9, noviembre 2024
Hasta el 18 de mayo de 2025
Con el título de ‘Ai Weiwei. Don Quixote’, a partir del 9 de noviembre podrá visitarse en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León una extensa muestra que reúne grandes instalaciones, una selección de obras realizadas con bloques de LEGO y películas creadas, durante las dos últimas décadas, por el artista y activista de origen chino.
El MUSAC presentará uno de los proyectos más ambiciosos realizados por Ai Weiwei (Pekín, China, 1957) hasta la fecha. Con 1.700 metros cuadrados de exposición y 44 obras, muchas de ellas monumentales, ‘Ai Weiwei. Don Quixote’ incluye trabajos realizados en los últimos 20 años de trayectoria de este creador imprescindible en el panorama artístico internacional, conocido por su capacidad de fusionar arte y activismo político. Es también la primera exposición que exhibe en profundidad su serie de cuadros realizados con ladrillos de construcción de juguete. Respecto a ellos, el artista indica: “LEGO, al igual que los mosaicos antiguos, los diseños textiles y de alfombras, o la impresión con tipos móviles de madera de la dinastía Song (c. 1000 d.C.), encarna una sensación de atemporalidad”.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 18 de mayo de 2025, se inaugura el 9 de noviembre. El proyecto, comisariado por el director del MUSAC, Álvaro Rodríguez Fominaya, ha sido diseñado junto al artista en exclusiva para el museo leonés, el único centro en el que podrá verse.
Un recorrido por la exposición
Para encontrar el origen de ‘Don Quixote’ es necesario retroceder hasta la infancia de Ai Weiwei. El padre del artista, el poeta Ai Quing, tuvo entre sus libros una edición de la obra maestra de Cervantes, que Ai recuerda vívidamente por su bella portada e ilustraciones y la breve introducción a la historia que su padre le hizo. Viviendo en los desiertos remotos de Xinjiang, donde su padre había sido deportado, la extravagante pareja formada por Don Quijote y Sancho Panza despertó su imaginación infantil y le reveló que se podía concebir todo un mundo de fantasía, más allá de la doctrina maoísta que dictaba que todo se ajustase a la lógica y la racionalidad.
“Don Quixote no se ha concebido como una retrospectiva”, explica Álvaro Rodríguez Fominaya, comisario de la exposición. “Aún así, se abordan las temáticas centrales de su trabajo: la libertad de expresión, las crisis migratorias y la defensa de los derechos humanos. Además, casi todas sus grandes series están representadas en la muestra, en un arco cronológico que va desde 2008 hasta 2023.
La exposición destaca también por sus dimensiones. Se trata de una de las más extensas y ambiciosas del artista y disidente chino. Ha sido concebida especialmente para las salas del MUSAC, que por su tamaño permiten albergar algunas de las obras más monumentales de Ai Weiwei, imposibles de exponer en otros museos. Incluye 44 obras entre instalaciones, cuadros de ladrillos de construcción de juguete, esculturas, vídeos y películas. Ocupa unos 1.700 metros cuadrados, más de la mitad del espacio expositivo del museo.
Cada sala está pensada de forma inmersiva, con una “piel” que generan obras en formato de papel pintado de suelo a techo, con más de seis metros de altura. A esto se suman 10 películas que resumen la obra de Ai Weiwei en cine y videoarte, desde el documental ‘Marea humana’ (2017) hasta el vídeo ‘Beijing 2003’ (2003), con 150 horas de duración y que recorre los 2.400 kms de las calles de Pekín, grabadas desde una furgoneta en movimiento.
El MUSAC será el primer museo que exponga en profundidad el conjunto de obras realizadas con bloques de construcción (tipo LEGO o WOMA) en las que Ai Weiwei viene trabajando desde 2007: se verán 19 de las 60 que ha producido hasta el momento. Con estas piezas de juguete, el artista propone un desafío audaz a la pintura tradicional bidimensional. “Son la herramienta perfecta para cuestionar el pasado político y estético del arte”, admite Ai Weiwei. “Elegí los ladrillos de LEGO porque son completamente ajenos a mí: son neutros, incluso absurdos, con una paleta limitada a cuarenta colores. Usar este material para cuestionar mensajes políticos o estéticos del pasado me parece especialmente adecuado, ya que no carga con el peso de formas de expresión artística tradicionales como la pintura o la escultura. En cierto sentido, estos ladrillos de juguete nos liberan de las cargas del bagaje artístico histórico”.
Entre estas obras destaca ‘The Third of May’ (2023), un gran cuadro inédito, producido específicamente para esta muestra, que versiona la obra de Goya ‘El tres de mayo en Madrid’. “Vi en estas imágenes algo que me resultaba familiar, especialmente en la escena inolvidable de los insurgentes españoles siendo ejecutados: una poderosa representación que conmemora la resistencia española al ejército de Napoleón”, explica Ai Weiwei sobre esta pieza. Y aclara: “la sociedad siempre ha estado sujeta a cambios políticos drásticos y, con cada giro, hay quienes mueren o se sacrifican. Esta pintura lo captura de manera tan vívida y directa que parece que estuviese animada, expresando la profunda empatía que Goya, un artista que admiro enormemente, tenía por el sufrimiento humano”.
En ‘Don Quixote’ pueden verse tres grupos de obras en LEGO. El primero lo componen versiones de obras maestras de la historia del arte, que en este caso se realizan a escala 1:1. Entre éstas está, por ejemplo, ‘The Last Supper in Pink’ (La última cena en rosa) de Leonardo da Vinci, pero a través de la versión de Andy Warhol, con casi siete metros de largo.
“Yo nunca elegiría una obra maestra al azar. El cuadro debe resonar conmigo y con mi experiencia política, por lo que casi todas las obras de arte que elijo narran un tema específico que me importa profundamente. Siempre hay una razón deliberada detrás de mi selección. Espero que los espectadores, al leer las descripciones de estos trabajos, puedan entender que estas obras maestras se eligen de manera reflexiva, no arbitraria o casualmente. Hacer tales elecciones es a menudo un proceso desafiante”, confiesa Ai Weiwei.
Un segundo grupo lo componen cuadros en los que parte de imágenes tomadas de los medios de comunicación como ‘The U.S. Navy collecting the remnants of a Chinese high-altitude surveillance balloon shot down by an Air Force fighter’ [La Marina estadounidense recuperando los restos de un globo de vigilancia chino de gran altitud derribado por un caza de las Fuerzas Aéreas], que hacen referencia a crisis geopolíticas y humanitarias contemporáneas. En estas obras introduce siempre un elemento ajeno a la composición original. El tercer grupo son aquellas obras que hacen referencia a las propias piezas realizadas por Weiwei en otras técnicas, como ‘Illumination’ (2019), que refleja un selfie que el propio artista se tomó en un ascensor junto a los agentes de policía que le custodiaban en aquel momento.
Obras monumentales en León
Trabajar con grandes formatos ha sido una constante en la trayectoria de Ai Weiwei. Entre sus obras monumentales incluidas en su exposición en el MUSAC está ‘La Commedia Umana’ (2017-2021), que se muestra por primera vez en un museo. Con más de ocho metros de alto, seis de ancho y 2.700 kg de peso, es uno de los candelabros de Murano de mayor tamaño realizados nunca. Está compuesto por unas 2.000 piezas. Rodríguez Fominaya desvela que “Ai Weiwei ha estado trabajando con cristal de Murano desde 2017. Este gigantesco candelabro negro fue hecho a mano por artesanos vidrieros en colaboración con una fundación dedicada al trabajo del cristal, Berengo Studio”.
‘La Commedia Umana’ reimagina los clásicos candelabros venecianos de vidrio y surge de las reflexiones del artista sobre el humanismo y la humanidad, así como de su defensa de la libertad de expresión. Las crisis migratorias, la amenaza de pandemias actuales y futuras y los devastadores cambios ambientales globales alimentan las reflexiones de Ai Weiwei sobre la relación ser humano-naturaleza y el incierto futuro de la civilización humana, redefiniendo en última instancia el equilibrio entre la vida y la muerte.
Siguiendo con sus grandes instalaciones, encontramos ‘Life Cycle’ (El ciclo de la vida), de 2018. Sus más de 20 metros de largo representan una zodiac como las utilizadas por los refugiados. En 2013, Ai Weiwei comenzó a crear obras en bambú utilizando técnicas tradicionales de fabricación de cometas como respuesta escultórica a la crisis mundial de refugiados. ‘Life Cycle’ explora el motivo de los botes inflables y de baja calidad que utilizan los migrantes para llegar a Europa. Por su parte, la obra Olive Tree Roots (Raíces de olivo) también alude a la noción de desplaza- miento y exilio”.
Sobre el artista
Ai Weiwei (Pekín, China, 1957) desarrolla una actividad diversa y prolífica en campos como la instalación escultórica, el cine, la fotografía, la cerámica, la pintura, la escritura y las redes sociales. Como artista conceptual que fusiona la artesanía tradicional con su herencia china, Ai Weiwei se mueve libremente entre diversos lenguajes formales para reflexionar sobre la situación geopolítica y sociopolítica contemporánea. La vida y la obra de Ai Weiwei interactúan sin descanso y se influyen mutuamente en una confluencia que a menudo se extiende a su activismo y a su defensa de los derechos humanos internacionales.
Ciudadano global, artista y pensador, alterna diversos modos de producción e investigación en respuesta a la dirección y el resultado de su exploración, ya sea sobre el terremoto chino de 2008 (en obras como ‘Straight’ [Recto], 2008-12, y ‘Remembering’ [Recordando], 2009) o sobre la difícil situación mundial de los refugiados y migrantes forzosos (en ‘Law of the Journey’ [La ley del viaje] y su película documental ‘Human Flow’ [Marea humana], ambas de 2017). Desde sus primeras posturas iconoclastas con respecto a la autoridad y la historia, expresadas en ‘Dropping a Han Dynasty Urn’ [Tirando al suelo una urna de la dinastía Han] y ‘Study of Perspective’ [Estudio de perspectiva] —una serie de imágenes en las que hace la peineta ante centros de poder—, ambas de 1995, la producción de Ai se amplió a la arquitectura, el arte público y la performance. Más allá de la preocupación por la forma o la protesta, el artista mide nuestra existencia en relación con las fuerzas económicas, políticas, naturales y sociales, y combina la artesanía con la creatividad conceptual. Algunos símbolos universales de humanidad y comunidad, como las bicicletas, las flores y los árboles, sumados a los eternos problemas de fronteras y conflictos, adquieren una fuerza renovada a través de instalaciones, esculturas, películas y fotografías, mientras Ai Weiwei sigue pronunciándose públicamente sobre las cuestiones que considera importantes. Es una de las principales figuras culturales de su generación y se ha convertido en un ejemplo de libertad de expresión tanto en China como a escala internacional.
Ai Weiwei ha expuesto de manera individual recientemente en Design Museum, Londres (2023); Albertina Modern, Viena (2022); Museo Serralves de arte contemporáneo, Oporto (2021). Además de Royal Academy, Londres (2015); Brooklyn Museum, Nueva York (2014); Turbine Hall, Tate Modern, Londres (2010) o la documenta 12, Kassel (2007), entre muchos otros.
Entre las colaboraciones arquitectónicas de Ai Weiwei figuran el pabellón de la Serpentine Gallery de 2012 y el Estadio Olímpico de Pekín de 2008, con Herzog y de Meuron. Entre los numerosos premios y galardones recibidos, destacan el Praemium Imperiale de escultura de la Asociación Japonesa de Arte, que le fue concedido en Tokio en 2022; el galardón a la trayectoria profesional de los Premios Chinos de Arte Contemporáneo de 2008; y el nombramiento como académico honorario de la Royal Academy of Arts de Londres en 2011. Su labor como defensor de los derechos humanos ha sido reconocida con el Premio Václav Havel a la Disidencia Creativa en 2012 y con el Premio Embajador de Conciencia de Amnistía Internacional en 2015.
Las memorias del artista, ‘1000 años de alegrías y penas’, se publicaron en 2021, y la novela gráfica autobiográfica ‘Zodiac: A Graphic Memoir,’ creada en colaboración con Elettra Stamboulis y Gianluca Costantini, se ha editado en 2024.
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